4.3. Nivel Social
Las Relaciones Tóxicas

4.3. Nivel Social<br>Las Relaciones Tóxicas

Eres perfectamente consciente que eres diferente a cualquier otra persona. En realidad, eres único o única y, debido a tus Samskaras, (reacciones en forma potencial de tus acciones pasadas), reaccionas a la vida —que también te influencia de una forma única— de una manera diferente a cualquier otro ser humano. 

Al mismo tiempo, existes y eres parte de la sociedad humana, hecha por individuos que viven juntos y que, juntos, contribuyen a su crecimiento colectivo.

Sin embargo, la familia es el núcleo y soporte más cercano del ser humano, y una linda compañía, o problema…

El convivir —forzado o escogido— crea una manera de vivir que, de alguna forma, viene dictada por la colectividad que, en su mayoría, pueden tener gustos y elecciones diferentes a las tuyas, cosa que puede no dejarte completamente libre para vivir como quisieras. 

La soledad, —además de ayudarte a reflexionar para definir qué quieres y para descubrir quién realmente eres— te revela con más claridad lo que te gusta o desagrada, a entender cómo quieres vivir tu vida, te inspira a liberarte emocionalmente y a desapegarte de cosas y personas. Además, solo en soledad, aprendes mejor a aceptarte, amarte, vivir contigo mismo(a), y a ser tu mejor amigo(a).

Al mismo tiempo, gracias a la madurez que logras debido a la soledad y la reflexión profunda, aprendes a desapegarte y, expandiendo tu mente y reduciendo tu necesidad de compañía o aprobación que antes buscabas en otros, amplías tu radio de aceptación, empatía y amor que te ayudará a entenderlos, disfrutarlos y amarlos mejor y con más plenitud.

Tal como tú, cada ser humano, tiene muchos retos y debe lidiar con sus imperfecciones y vida. Así, dependiendo de su evolución espiritual, cada uno para ti puede ser un goce dulce y placentero, así como una maldición que vuelve tu vida un infierno. Además, esas condiciones pueden intercambiarse, y así, por ejemplo, una pareja que durante el tiempo del enamoramiento te alegraba la vida haciéndote sentir la persona más afortunada del mundo, ahora —aún por motivos que no dependen de ti— puede volver tu vida miserable. Lo mismo puede pasar con un hermano amado que, por un malentendido o una herencia, empieza a odiarte. 

Aunque algunas de las anteriores relaciones con los demás son o han sido bonitas y agradables, la vida enseña que muchas de las relaciones no lo son. Siempre habrá enormes diferencias entre persona y persona, y porque frecuentemente debes adaptarte a los gustos ajenos, es fácil entrar en desarmonía con otros. Con el paso del tiempo las relaciones se vuelven rutinarias, apagadas, exigentes y, en algunos casos, llegan a ser abusivas, violentas o tiránicas y no te permiten poder vivir o decidir como quieres. ¿A dónde irte en esos casos? Hay un lugar especial donde nadie puede entrar sino tú, lo que he llamado tu ermita interior.

Los demás egoístas

¿Cómo hablar de generosidad, amor, empatía, servicio a la humanidad o a Dios, a personas sordas, egoístas y enfocadas solo en ellas mismas? ¿o a personas siempre ocupadas corriendo por dinero, nombre y poder? ¿o a personas que viven en el mundo ilusorio del ‘entretenimiento’, de los ‘likes’ y de relaciones vacías basadas en los instintos más bajos? Aprenderás a hacerlo —para ayudarlos— solo a través de la expansión mental que te llegará también con la soledad sutil abrazada de silencio interior. 

Quien vive en la realidad ilusoria y que dedica su vida en correr egoístamente para al final obtener menos que nada —porque se degenerará él mismo— es la cumbre de la miseria humana y la muerte espiritual. 

Cuando te alejes de los demás tóxicos, no los buscarás y no te estarás involucrado en sus dramas, miserias y problemas —que frecuentemente te agotan y sacan tiempo y energía— pronto regresará la tranquilidad a tu vida, te dedicarás a tu autocuidado y crecimiento integral. Por ahora, aléjate de esas personas hasta tener bastante poder espiritual para poderlas ayudar. Hasta ese entonces, no te mezcles con ellas porque te podrán influenciar negativamente y degenerar.

Separación sentimental

Similar al punto anterior, sientes que tu pareja ya no quiere o puede seguirte en tu proceso de crecimiento y está todavía interesada en cosas que ya te aburren. Por ejemplo, tu interés puede ser hacia lo espiritual, incluyendo el hecho de volverte vegetariano e ir a vivir más cerca de la naturaleza. Pero tu pareja ama todavía la rumba, comer carne, tomar alcohol, fumar, hacer shopping y disfruta del ruido de la ciudad y de muchos amigos que tú no aguantas. Además, no está mínimamente interesada en la espiritualidad. Él/ella no es mala persona y no tiene ninguna culpa de ser en este momento como tú fuiste cuando lo/la conociste. Pero tú has evolucionado y así se crea una lejanía entre tú y él/ella. Después de haber probado muchas veces para que él/ella te entendiera y sus negativas en cambiar, la distancia se amplía: largos silencios, conversación esencial sobre los quehaceres de casa e hijos, ninguna chispa de amor, respeto, admiración o alegría para compartir juntos la vida. Al final —y pueden pasar décadas de esa muerte en vida— cuando el sufrimiento de uno de los dos supera su miedo a la posible soledad, y decide dejar esa casa y zona (dolorosa) de confort. ¿Qué busca esa persona en esos momentos? Soledad.

Elimina las ‘ramas secas’ de tu vida

Cuando un jardinero poda las ramas secas de un árbol, a veces parece que lo hace brutalmente, lo hace para que ese árbol retoñe y dé frutos. Algo similar hace el capitán de un barco que está en peligro de hundirse, ordenando tirar al agua todo el peso que no es necesario porque es cuestión de vida o muerte. ¿Cuál es el peso excedente de tu vida? Empieza de lo más fácil, tus cosas, tus ocupaciones sociales, tus relaciones, tus amistades y pódalas desde lo seco para así retoñar a una vida más feliz. 

Amistades Obsoletas

¿Te ha pasado que te reencuentras con un antiguo y buen compañero de colegio que no veías desde hace muchos años? Después de comentar viejos recuerdos o lo que ha pasado con eso o con el otro compañero o profesor, cuando se llega a hablar de la vida privada, ya no sabes qué decirles. Esa es la prueba —y ejemplo de amistad obsoleta— de que uno de los dos se ha expandido y entendido lo que el otro todavía no sabe. 

Amistades Tóxicas

Las amistades tóxicas son relaciones que existen por inercia y como parte de viejos hábitos. Ya tan empobrecidas porque le falta conexión a nivel profundo —además de no darte nada porque no encajan con tus valores actuales— no han crecido ni evolucionado y solo te sacan energía preciosa y tiempo. Con ellas ya no puedes expresar lo que realmente sientes porque sabes que esos viejos amigos te criticarán y tal vez se reirán de ti. Y no solamente eso. Critican tu nueva vida y valores y no son un soporte sino una carga porque no te están dando el apoyo que te gustaría tener en esos momentos de profundos cambios personales. 

Hay otros aspectos de esas amistades tóxicas: la explotación. Se aprovechan de tu buen corazón para manipularte, pedirte favores, o préstamos que nunca regresarán. Por eso te dicen mentiras y pueden llegar a crear malentendidos que solo te frustran o hacen sufrir. 

Aunque el tomar la decisión de dejarlas te costarán esfuerzo —porque deberás enfrentar las objeciones de esos viejos amigos— un día lo lograrás. 

Necesitas un descanso solo para ti. ¿Qué buscas en esos momentos? Soledad.

Eso no significa que no debes tener buenos amigos. Rodéate de buena compañía (Satsaunga). Podrás, cortando esas ramas secas, tener más tiempo y espacio psíquico para encontrar personas auténticas que vibran contigo y con tus nuevos cambios. 

 

Lo que acabas de leer es solo una pequeña parte de qué es la soledad. En la página principal dedicada a este tema podrás comprender mejor cómo entenderla y vencerla, y a su vez cómo usarla a tu favor y disfrutarla.

Lee el próximo artículo de esta serie: 4.4. Soledad, Libertad e Independencia Emocional de Los Demás

1 Comment

  • Daniela Olarte mayo 29, 2022 9:58 pm

    Gracias a este Camino y las practicas espirituales he aprendido a valorar mi compañía y a identificar que compañía es benéfica para mi crecimiento y para cuidar mi energía, a renunciar a personas y a tener gratitud por quienes me rodean, además de disfrutar de mi soledad cuando así lo elijo, un espacio en mi ermita interior.

Add Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

error: Content is protected !!