Daniel es el voluntario ‘mayor’ del equipo con décadas en el sendero, y quien a pesar de tener altibajos que le han hecho perder tiempo precioso, aún sigue firme en El Camino, ayuda a aconsejar y seguir a los más jóvenes buscadores.

Docente universitario pensionado en Medellín adora a su familia y, particularmente, a sus nietos. Le gusta el arte, la música - especialmente la clásica - y, aunque lo oculta al mundo, es también fotógrafo y pintor.
Daniel se encontró el sendero en 1987. Fue atraído por la perfecta integración que PanaceAM plantea entre la espiritualidad individual y la construcción de una sociedad benevolente, no como un ejercicio meramente teórico, sino a un nivel práctico fundamentado en el amor verdadero por la humanidad. Aunque desde muy joven se ha interesado por las luchas sociales liberadoras, reforzadas con la base humanística recibida en la universidad, nunca había ni siquiera imaginado un sistema tan perfecto y de aplicación real en la vida diaria.

Su deseo de cambio súbito en contra de la injusticia social, y el llegarse a enfermar por eso, lo obligó a un replanteamiento en su urgencia de lograr cambios sociales, preparándose antes a nivel mental y espiritual, desarrollo que requiere más tiempo.