Carmen Mary, con su entusiasmo, alegría de vivir, buen humor y —parece— una infinita paciencia, es la ‘puerta’ de entrada a PanaceAM. Es ella en las palabras del chat de la página web, es ella en la voz cálida y acogedora detrás de la llamada del teléfono, y es ella quien está siempre detrás de las respuestas a las miles de preguntas de los buscadores curiosos que el ‘destino’ está llevando a El Camino y que quiere inspirar para que se den cuenta y tomen consciencia que es posible ser feliz y vivir con un propósito valioso y profundo.

Y no solo eso; es también, la mano derecha de Didi y es el ‘alguien’ ideal cuando hay que hacer cualquier tarea que la organización requiera. Además, siendo ingeniera en sistemas y profesora universitaria, organizada y metódica, ha mejorado siempre más la administración de PanaceAM, que con ella siempre fluye mucho mejor.

Como pasa frecuentemente, llegó a El Camino porque, después de 15 años de ser empleada, esposa y madre y con una vida aparentemente normal, quedó desempleada. Aún sin perder su alegría de vivir y felicidad, eso la sacudió positivamente, le hizo cuestionar su vida, y despertó en ella la búsqueda del por qué y para qué de su existencia. Con la determinación que la caracteriza, inició un proceso acelerado para responder a esa ‘llamada’ de ese ‘algo’ que todavía no conocía, pero que deseaba.
Llegó así, ‘por caso’ a un retiro sobre el propósito de vida de Dada Japamantra. Didi le enseñó a meditar se volvió vegetariana y, por la purificación del fuego espiritual, llegaron varios retos de salud que supo superar, que la templaron y volvieron aún más fuerte.
Hoy en día, además de ser una mujer comprometida con su familia, gracias a sus prácticas espirituales y su apoyo a la Misión de PanaceAM, más dichosa que nunca, continúa descubriendo más profundamente todas las facetas de su útil y linda existencia.