De Costa Rica, donde los colores verde y azul dominan soberanos, desde muy pequeña fue amante de la naturaleza donde se aventuraba en la búsqueda de paz y felicidad, con la seguridad que le daba saber que en el universo había una Entidad Cósmica cuyo poder originó las maravillas y funcionamiento de la creación.

Sin importar los estándares que dicta la sociedad, y con el apoyo de sus padres, siguió su corazón y se volvió bióloga marina, profesión que le abrió un mundo desconocido. Su primer trabajo, lejos de su familia, destruyó para siempre su ‘burbuja de cristal’ porque, en una zona muy alejada de la ‘civilización’, por primera vez pudo ver muchas carencias a nivel social, económico, ambiental y espiritual. Esa experiencia la sacudió, asombró y marcó para siempre, creando la base para establecer una conexión con el Ser Supremo, cumplir sus deseos y entregarse completamente a Él. Decidió: “Mi mundo exterior siempre será un reflejo de mi mundo interior” y desde ese entonces ha puesto en práctica ese sentir.

Considera que la educación es una herramienta esencial para que cada ser humano pueda desarrollarse siempre más y adquirir nuevos conocimientos y habilidades, ella también ha sido profesora.

Se volvió voluntaria de PanaceAM porque ha visto que en ella se aplica como filosofía de vida, ayudar a los demás buscando el bienestar universal con absoluta entrega y corazón. Alejandra quiere contribuir transformando el estilo de vida equivocado de la mayoría, y ayudarlos a entablar un compromiso con el planeta, además siendo consciente de que el amor de la conciencia Suprema es la esencia de toda la creación, que está en cada objeto o lugar, y en todo lo que se siente, escucha, gusta, huele y que existe dentro del todo.